Retomando el anterior
artículo, una empresa que se adapte a los cambios, que su sistema de
organización sea claro y transparente, en la que se trabaje dentro de un
ambiente de colaboración, será, con toda probabilidad una empresa que pueda
ofrecer productos y servicios de calidad.
Para ello es fundamental
analizar a quién se dirige nuestro producto, el cliente, y qué puedo ofrecer
que cubra una necesidad detectada. Hacia el cliente se debe dirigir la
actuación de la empresa, pero realmente ¿qué busca el cliente? Muchas empresas
innovadoras han sabido detectar o generar una necesidad, pero no debe buscar
únicamente cubrir una necesidad básica, sino dirigirse a un nivel superior que
generen en el cliente sentido de pertenencia a un grupo determinado, un distintivo
específico o reconocimiento.
Saber detectar esto
requiere de una organización y adaptación a las nuevas condiciones y
necesidades del mercado laboral y a nuevas maneras de entender la realidad. Que
se cuente con un proyecto de empresa será determinante, un proyecto global que
se oriente al cliente, que no sólo tenga en cuenta el beneficio material
inmediato, que sepa invertir en cultura empresarial e innovación, que prime la
calidad del servicio y producto y con nuevas formas de organización más
participativas y grupales.
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